domingo, 15 de noviembre de 2009

Vae soli!

(Vae soli!, ¡Ay del hombre solo! Para que no tengáis que desempolvar el latín)

Me gustaría tener un millón de “amigos” o de “seguidores”, lo que implicaría un montón de gente en red, sintonizados con inquietudes similares. Y me gustaría por tener la oportunidad de contagiarles mi amor (respeto) por la Naturaleza.
Ayer, durante un paseo: _Y esa nube! No traerá agua, eh?.
A lo que respondí: _No, es el escudo protector de una nave espacial, que se dispone a aterrizar en Santana.
_ ¿Tú crees que somos los únicos o que hay más planetas habitados?
_Por supuesto! Pero a quién se le ocurre pensar que no hay nadie más! Sólo a algunos individuos que se creen exclusivos, el ombligo del mundo… ¡Y así nos va…!!
Basta con ver el uso y abuso que hacen de todos nuestros recursos, pues piensan que todo es para ellos, que tienen todos los derechos, pero ninguna obligación!!!! Y destruyen bosques, matan animales sin tino, contaminan los ríos y mares…
Y, perdona, no quiero empezar una disertación, que nos conocemos… vamos a dar un paseo relajado, no quiero encolerizarme y estropearlo.
Seguimos plácidamente, pero poco más adelante nos encontramos con lo que podría haber sido el poblado de unos familiares de David el Gnomo arrasado. ¡Ole!, qué bien!! En esta época en la que proliferan más los buscadores de setas, que los propios hongos y algunos son tan poco respetuosos que ofenden, no puedo evitar entristecerme profundamente, por no cabrearme.
Por lo que más quieran, en este mundo no estamos solos, disfrutemos de todas las maravillas que tenemos alrededor, pero pensando en los demás (lo que incluye: personas, animales, plantas, peces y extraterrestres!) y en que todo esto debería de permanecer para que las generaciones futuras puedan deleitarse también.
No sois un millón, pero lo que importa es la calidad; gracias por leerme y perdonad que me sulfure, pero hay cosas con las que no puedo… Y hoy toca reivindicar el legado de nuestros nietos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Una tarde en la cuadra

He nacido en un pueblo que no es típico, S. Martín centro, siempre ha sido bastante urbano, allí sólo 2 ó 3 vecinos tenían ganado. Curioso, ahora que lo pienso, teníamos tiendas, bares, panadería, carpintería y ebanistería, taller de bicis y de motos, ferretería y carnicería, pero cuadras muy pocas. Pero sí que las había en los pueblos y aldeas vecinos (pertenecientes a la parroquia de S. Martín, San Cosme, Lamuño, etc.), hasta allí llegaba yo en bicicleta, así que tengo muchos recuerdos de la infancia ligados a las vacas y a los olores asociados a ellas (estiércol, hierba fresca, seca, los silos, la leche, etc. etc.)
Todo se me ha removido ayer, al visitar la cuadra de Amalio. Este hombre nacido en el campo, tiene una enorme experiencia en este terreno y ha sabido ir formándose y evolucionando, y este verano ha emprendido una actividad de lo más innovadora: visita guiada a la granja (para niños y mayores). Muy muy interesante y recomendable. Para el que no conozca el medio es muy didáctica y para los que sí lo conocemos es muy tierna, con animalinos de lo más sociables; la más impactante es una cabritilla que se comporta como un perro, colgada de las faldas de Graciela, dejándose mimar por todos.
Amalio y su familia nos sorprendieron por su cercanía, afabilidad, generosidad…, todo es poco para describir a unas personas muy trabajadoras (me vine impresionada con la fuerza que tiene Graciela y lo que trabaja esa mujer), de gesto superamable y tan implicadas con el medio rural y con hacer transcender su quehacer diario.
Estabulación libre de vacas frisonas, que insemina el mismo Amalio artificialmente con toros de la misma raza, intentando mejorar la especie. La cuadra tiene una nota media de 8 y pico sobre 10; que está muy bien. Nos decían que no han tenido aún ninguna “top model” pero que trabajan en ello, aunque no es su objetivo, porque ellos lo que quieren es productividad, viven de sus 100 cabezas de ganado, de vender la leche… a 30 míseros céntimos! Esto sí que clama al cielo!! No voy a seguir por aquí, porque me cabreo, y lo que quiero es transmitiros una experiencia muy agradable y auténtica.
La visita guiada a la cuadra merece la pena. Y conocer a esta familia tan encantadora y cercana más; ya sin mencionar lo de la degustación de leche recién ordeñada y las galletinas de nata que hace Graciela (¡tiene tiempo para todo!); me ha maravillado esta mujer, pero sobre todo por su felicidad, está encantada haciendo lo que hace (porque ha tenido otras opciones, pero ha elegido ésta). Felicidades a todos por ser como son!
La cuadra está en Sta. Marina (Cudillero), dirección Galicia por la antigua N-632, después de los restos de una gasolinera, por un camino que hay a la izquierda (al lado de un jardín con muestras etnográficas, arados y demás artilugios)
Nota: no hace falta indumentaria especial, pero sí que hay que tener en cuenta el calzado, no vayáis a ir en sandalias… (un guiño desde aquí para Loli;-))

Este post se publicará en el nuevo blog de la casa del campo.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Otoño, bienvenido!


Después de tantos días de sol y buen tiempo, parece que el otoño está llegando, el viento se agita y los árboles pierden sus hojas, los días son más cortos que las noches y nuestro ánimo parece eclipsarse. Hoy, os contaré un cuento (desconozco el/la autor/a) para encajar con esperanza los trastornos del cambio estacional.
Érase una vez una reina muy propensa a los accesos de ira. Un otoño, cuando el año comenzó a declinar, la reina cayó en una profunda melancolía, No probaba bocado, ni dormía y unas lágrimas de origen desconocido rodaban con frecuencia por su rostro, lo cual la enfurecía.
Cada día, la reina mandaba llamar a uno de los consejeros de su círculo de sabios para que le explicaran la causa de su inexplicable tristeza; entraron y salieron, destituidos fulminantemente por no ser capaces de descifrar el misterio de su melancolía.
Por fin, el jardinero real, conmovido por la angustia de la pobre mujer, se aproximó lentamente al trono y le dijo: salid al jardín, majestad, traspasad los muros de la prisión en la que os habéis encerrado y os revelaré el enigma. La reina estaba tan desesperada, que le obedeció. Al salir al jardín observó que el alegre y vivo colorido del verano había desaparecido y el jardín aparecía desnudo. Pero no estaba desprovisto de belleza, pues exhibía los resplandecientes tonos rojos y dorados del otoño que le daban un aire majestuoso. La brisa era fresca y límpida, y el firmamento mostraba un maravilloso azul celeste.
El jardinero le dijo: majestad, no es vuestro cuerpo ni vuestra mente los que están enfermos, sino vuestra alma, aunque seáis reina poderosa, no sois divina; padecéis una condición humana que nos aflige a todos. Las almas terrenales se ven afectadas por la tristeza o la alegría según las épocas del año, como el flujo y reflujo de las mareas, del mismo modo que las estaciones del mundo natural cumplen un ciclo de vida, muerte y renacimiento. En esta época debéis sentiros agradecida por la cosecha del corazón, por modesta que sea, y prepararos para la conclusión del año. La estación de luz diurna remite y aumentan las horas de oscuridad. Aceptad el reflujo, amada reina, y no temáis las sombras. Pues del mismo modo que la noche sucede al día, la Luz aparecerá de nuevo y volveréis a sentiros dichosa. Os lo aseguro.
La acongojada reina meditó sobre las sabias palabras del jardinero y le preguntó cuál era el secreto para alcanzar la paz interior durante las estaciones que provocan turbulencias emocionales y él la condujo a un reloj solar de bronce, en el que figuraba la siguiente inscripción: ESTO TAMBIÉN PASARÁ.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Un paseo desde Quinzanas hasta Pravia

Hoy nos vamos unos 10km hacia el interior, al Concejo de Pravia.
La ruta que os propongo está bien, no me ha enamorado, pero la apunto porque es adecuada para hacer gente mayor o con niños, que pueden ir a pie o en bicicleta; nos encontramos con gente practicando de todo, algunos a caballo, e incluso en canoa; esto último está muy bien, siempre y cuando no sea época de veda, porque en este tramo se encuentran algunos de los mejores lances salmoneros del Narcea (comenzarías a remar en el Narcea y acabarías en el Nalón, puesto que a esta altura es donde confluyen). Tiene algunos puntos poco atractivos, porque discurren paralelos a la carretera nacional, pero una vez que se adentra en la vega de Forcinas es maravillosa, rodeada de praderas en las que sestean las vacas, de extensos campos de maíz, fabas y otros cultivos, y una inmensa plantación de kiwis, la primera que hubo por la zona; ahora, toda la vega del Nalón está llena de estos frutales, pues actualmente, somos el 2º productor español (2500 toneladas anuales).
El paseo es muy agradable en sí, pero si os digo que además hacía 5 grados más que en Cudillero, le veréis más atractivo aún (el nordeste no pega aquí).

Otro aspecto destacable es la Iglesia de Sta. Mª de Quinzanas; aunque por fuera no es ninguna maravilla, la verdad, lo interesante son unas hermosas pinturas al fresco (s. X) conservadas en el interior. En el pueblo están rehabilitando otro espléndido edificio, Palacio de los Francos del XVI, no sé bien cuál será su finalidad.
Llegamos a Pravia, con su Colegiata y el Palacio de Moutas adosado a ella, del s. XVIII, al igual que el Ayuntamiento y las casonas señoriales que están en la plaza del mismo, la calle S. Antonio con sus edificios neoclásicos, y varios restaurantes, que además de servir una excelente comida, se hallan en casonas con valor histórico: Balbona en la Casona del Busto y Mil Sabores en la Casa del Embajador.
Ya que hemos empezado a hablar de comida, en otro plan, para tapear e incluso comprar productos asturianos existe un local muy acogedor, Casa Vila (frente al S. Luis, emblemático colegio, que en su día fue una especie de correccional masculino, sin ánimo de ofender a nadie, puesto que yo también estudié allí un curso).
Ah, si alguien está echando de menos un dulce, que no lo haga, en la pastelería Las fuentes hacen delicias (almendritos y hojaldres son sus especialidades), está en una placita frente a correos; y no olvidemos la empanada asturiana, ésta está mejor en otra confitería de toda la vida, que está frente al antiguo cine Vital Aza (lo siento, no recuerdo su nombre, pero no tiene pérdida; y preguntando _ya sabéis_ llegamos a Roma...).