lunes, 23 de abril de 2012

Ya tengo suficiente











Un hombre de negocios estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de Asturias (o cualquier otra región), cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios atunes muy grandes.

El hombre de negocios felicitó al asturiano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.

El asturiano replicó: Oh! Sólo un ratito.

Entonces el hombre de negocios le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces.
El asturiano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.

El hombre de negocios volvió a preguntar: ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?
El asturiano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar "la gaita" con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.

El hombre de negocios dijo con tono burlón: - Soy un licenciado en Deusto y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande.
Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca.
En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Gijón, luego a Madrid y finalmente a Londres, donde dirigiría su propia empresa en expansión.

- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?
- De quince a veinte años
- Y luego ¿qué?
- El hombre de negocios soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:
- Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.

- ¿Millones, señor? Y luego ¿qué?
- Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar "la gaita" con sus amigos.

Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?

¡Esta historia lo dice todo!, no tengo nada que añadir. No es mía, la he leído en Facebook y la persona que la compartía tampoco era su autor, asíque, desde aquí quiero presentar mi admiración a quien la escribió (no puedo enlazarlo, porque lo desconozco). E invitaros a reflexionar sobre lo leído.