sábado, 24 de octubre de 2009

Mirando al pasado, pensando en el futuro


Tengo que reconocer mi escepticismo o desconfianza hacia los espacios que se denominan “parque de” “museo de” “centro de interpretación de”, pues en los últimos tiempos han proliferado tanto como las setas y no todos son tan interesantes como cabría esperar.



Por suerte, algunos están muy bien, por mencionar sólo 2 ó 3 de los que más me gustan destacaría el Museo Etnográfico de Grandas de Salime, el más completo que existe, creo que no sólo a nivel de Asturias; reproduce una barbería, una sastrería, una tienda, una herrería, por deciros algo… ¡Es impresionante todo lo que allí hay! Sólo en la tienda te puedes pasar media hora diciendo: ¡mira…! ¿te acuerdas de esto que tenía la abuela? ¡y mira el papel higiénico del
elefante! ¡mira esto, no es genial!! Un sitio muy muy recomendable.

La visita al Museo del Bosque en Muñalén, Tineo, resulta muy instructiva, ves cómo se hace el carbón vegetal, o el humus, o cómo funciona un molino de agua, etc. etc. Pero el encanto especial reside en el entorno, un verdadero bosque, no una réplica, ni una simple proyección en una pantalla, con lo cual, pisas el bosque, lo respiras, lo sientes…, y en el guía, Jesús, que ama esa naturaleza y te sabe transmitir esa pasión.





El Parque de la vida , en La Mata, Valdés, no sólo está pensado para niños, los adultos podemos aprender mucho y disfrutar de ese espacio. Es muy didáctico, enfocado a los orígenes del hombre y del mundo, y a educar para la protección de nuestro planeta; tiene un observatorio, un planetario y muchas más cosas interesantísimas; pero lo que más me ha impresionado es el hecho de darte un paseo por sus instalaciones acompañado por animales, unos domésticos y otros salvajes, unos abandonados y otros en fase de recuperación de algún trauma; la sensación es única! Pasear con un emú pegado a ti, como si fuese un perro, ver corzos, y ocas… no es lo más habitual, la verdad. He de decir que no todos se acercan a nosotros, así que el que esté pensando que vaya miedo, que te pueden hacer algo, puede venir tranquilamente, porque nos temen más ellos. En estos sitios llegas a darte cuenta de todo el daño que estamos causando al mundo (animales, plantas, mares…). Tendría que ser obligatorio visitar espacios así una vez cada 2 años como poco, y _repito_ no sólo los niños. Por supuesto, Luis Laria es como un libro abierto y uno estaría horas escuchándolo, desde aquí: ¡muchas gracias por la visita y por tu inestimable ayuda a la Naturaleza!

domingo, 18 de octubre de 2009

Anécdota de la casa del campo

Recordando anécdotas que me han pasado a lo largo de estos 13 años en la casa, me he animado a escribir una. Os la paso, para variar un poco el tema y a ver si logro sacaros una sonrisa.

Ahora se alquila íntegra, pero hasta hace nada alquilaba habitaciones y yo vivía en ella. De la que empecé, hace ya 13 años, era mucho más tímida que ahora. Lo digo para que os imaginéis el bochorno que pasé con la historia que voy a contar. Yo creo que fue el primer o segundo verano (septiembre, probablemente, por el tipo de clientes que tenía en la casa, muy tranquilos), la cuestión es que tenía alojados los siguientes personajes: 2 curas, 2 señores muy mayores (rondando los 90 años) y un matrimonio muy peculiar, ¡mucho!, con un bebé y un perrito. Yo dormía en la segunda planta también, mi habitación era la del fondo a la derecha; los señores mayores dormían en frente; los curas en la primera de la derecha y la pareja en la que queda. Una noche, sobre la 1 de la mañana, entran los señores mayores en la casa, caminaban con torpeza, eran bastante ruidosos y yo que suelo dormir con un ojo abierto me desperté. Así que los oí subir las escaleras y todo lo que pasó a continuación: intentan abrir con su llave la primera habitación de la izquierda; las llaves tenían número como la habitación, pero con las horas y la torpeza de los años no se fijaron y tras forcejear varias veces el señor peculiar ya despierto les abre la puerta: buenas noche! Los señores mayores preocupadísimos, porque eran despistados, pero muy educados:
_“lo sentimos. Pensamos que era nuestra habitación, etc.”
_“ Pues ya ven, no, aquí dormimos mi mujer y yo…”
Pero el señor peculiar no cierra la puerta y se queda en el pasillo con los otros; que se dan media vuelta e intentan abrir la puerta de enfrente;
_ “Creo que esa tampoco es la suya. Ahí tengo entendido que duermen dos curas…” _les dice el señor peculiar_. “Vaya, ¿pero es que no saben cuál es la suya?
Los otros no sé que argumentan… Y acto seguido, emprenden pasillo adelante y se paran, y en vez de meter la llave en su puerta la meten en la mía; yo que los oigo manipular la manilla, enciendo la luz y me siento en la cama con unos nervios que no podía… me moría de vergüenza abrirl en pijama para explicarles que esa habitación tampoco era la suya… pero no hizo falta, porque la puerta se abrió y me encontré con los 3 dentro de mi habitación… Yo roja como un tomate, los viejecillos avergonzados y aturdidos, porque a esas alturas ya temían hasta haberse equivocado de casa… y el señor peculiar muerto de la risa, diciendo: “pues esta tampoco es! Coño, aquí duerme la posadera!!!! como sólo queda una, tiene que ser la suya. Buenas noches”



Hoy me río mucho recordando la situación, pero en aquel momento me quería morir; y no digo nada, al día siguiente en el desayuno, el cachondeo que se trajo el peculiar, que bien podía haberles mirado el número de la habitación en el llavero y no andar de cachondeo a nuestra costa…
Y os preguntaréis cómo es que abrieron mi puerta, pues dio la coincidencia de que la llave de ellos abría 2 y yo no me había dado cuenta. Ahora que lo pienso, menos mal, que abrieron la mía, porque si llega a ser la de otros clientes, entonces podía haber sido muy gorda…

sábado, 17 de octubre de 2009

Playa de La Concha de Artedo

Es una de las playas más espectaculares de Asturias.
Luego, vienen los turistas, la ven en pleamar y sólo se fijan en las piedras. Es muy bonita, pero hay que mirarla en su conjunto, no sólo esperar ver un arenal. Vale que no sea muy apta para extender la toalla, pero para todo lo demás es ideal: relajarse dando largos paseos a la orilla del mar, darse un baño en aguas tranquilas, limpias y muy seguras, disfrutar de un entorno natural maravilloso...
En uno de esos interminables paseos encontramos una botella, la cogimos para tirarla a la basura y resultó que había un mensaje dentro, ¡qué emoción!, y qué interesante ver que había sido arrojada al océano en el mar del Norte, por un marino mercante que estaba de paso; no estaba manuscrita y nos invitaba a escribirle a una dirección electrónica. Superado el romanticismo inicial, nos quedamos con una curiosa mezcla de elementos asincrónicos.
En esta playa, desde siempre han entrado a guarecerse todo tipo de embarcaciones, en unos momentos huyendo del temporal de alta mar y en otros del enemigo que los perseguía. Así, los alemanes durante la segunda guerra mundial venían a repostar a esta cala, por su enclave estratégicamente protegido. Y cuentan que un submarino con bandera de ese país está hundido en estas aguas; los historiadores locales no se ponen de acuerdo, no se sabe si se sumergieron y no pudieron salir por falta de combustible o si fueron abatidos por los enemigos; la cuestión es que está en las profundidades, con difícil acceso incluso con bombonas.
Los que sí se pueden ver en una inmersión con oxígeno son 3 barcos de pesca que fueron hundidos a propósito para crear arrecife. Bajo el mar… bajo el mar… (¿recordáis la canción de la sirenita?).
En esta ensenada también ha habido una plantación de algas de la variedad Palmaria; todo partió de unos estudios de la facultad de biología de Oviedo y derivó en un cultivo más extendido para su posterior comercialización. Por cierto, está buena!, algunos restaurantes de la zona la incluyen en sus platos (Casa FernandoII y Mariño).
Vamos a salir a superficie, pues también aquí hay curiosidades: el Serrerín es una zona muy frecuentada por pescadores de caña, se puede bajar caminando desde Lamuño y se capturan unos pescados de roca muy sabrosos.
Los buceadores son otros amantes de esta playa, por la belleza de sus fondos y por la abundante pesca.
Por el pedrero podemos coger bígaros, yámparas (lapas), cangrejos y pulpos.
Antiguamente, existían un par de entradas en la roca, por las que se accedía a yacimientos de mineral de hierro, que extraían para la fabricación de herramientas, aperos de labranza y armas defensivas. Hoy sólo queda una boca a la vista, la otra está detrás del muro de contención que se ha levantado detrás de las duchas y casetas de servicios múltiples.
Porque, desde este verano, contamos con todos los servicios, hemos estrenado puente sobre el río, pasarela de madera a todo lo largo de la playa, paseo hasta el aparcamiento y el aparcamiento en sí. Todo impresionante! Un gusto pasear por la Concha de Artedo ahora.
La situación del restaurante Casa Miguel, a pie de playa, es un lujo. Pero, el resto de edificaciones que hay en el entorno (salvando casa Calito y el pescador, que llevan mucho tiempo) son una pena, un atentado al buen gusto, un desatino urbanístico… en definitiva, ¡un cutrerío! Algo malo tenía que tener la playa, ¿no?, no podía ser todo maravilloso, porque pensaríais que exagero.
Otra cosa interesante que se me olvidaba: allá por los años 70 y tantos tuvimos una foca, “Conchita”, Calito la rescató y la cuidó como a su hija dentro de su cetárea; cuando éramos niños íbamos a verla y recuerdo como algo sorprendente el hecho de que al acariciarla en el sentido del pelo lo hacíamos al contrario de lo esperado.
Vais a tener que venir a descubrir La Concha de Artedo, como veis un rincón del paraíso lleno de historias, leyendas y curiosidades.

Esta entrada será compartida también en el nuevo blog de La casa del Campo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Pasando el día en Luarca

Aquí, tomando una sidrina con una gabiota...
Antes de nada, perdonad la calidad de las imágenes (hechas con móvil).

Al oeste de Cudillero se encuentra Valdés, Concejo poco conocido por este nombre, pues casi todos piensan en su capital, Luarca (en este caso no coinciden).
Aparcamos nada más llegar para recorrer la villa a pie y poder disfrutar de todos sus rincones y contrastes: pisos de nueva construcción (muchos en venta, ¡aprovechad!) y casonas impresionantes bien rehabilitadas para acoger alguna actividad oficial, junto a edificios bonitos pero ruinosos. El puerto hay que recorrerlo hasta el final de la barra, aquí hay un local que me encanta, una terraza en un ático, es todo lo espectacular que os podáis imaginar; se puede comer y/o cenar y no es tan caro como estáis pensando.

Si este estilo no os apetece en este entorno marinero y preferís más unas raciones en plan más popular hay un par de sidrerías recomendables (habrá más, pero no las he probado): Noray (aquí he comido los mejillones más grandes y sabrosos de mi vida) y el Mesón de la mar, con terraza al lado del puerto (parrilladas de pequeños mariscos a buen precio).
La lonja tiene actividad diaria alrededor de las 14 horas y a las 18, tengo entendido.








A la playa, a verla, aunque no esté el tiempo para baños.

Subimos por el barrio de pescadores de la Pescadería hacia El Chano, en el alto hay una ermita con una de las mejores vistas: puerto, villa y río. Desde aquí podemos llegar a los jardines de Panrico, indescriptibles, maravillosos en una ladera colgando hacia el mar. Se visitan en grupos de 8.
Bajamos hacia el puerto otra vez, vemos un bonito hotel tematizado con piscina y todo. Y en la c/ Uría nos tomamos un té (pincho, café o lo que sea) en la cervecería La Troya, muy acogedora, a mano izq. yendo hacia el Ayuntamiento.


Las tiendas de souvenirs que no falten, pero a mí me pierden las de toda la vida, hay una que saca sus frutas y verduras de primerísima calidad a la calle, lo que constituye un espectáculo para los sentidos. Cerca, una tienda tipo ferretería enorme, donde comprar de todo, y poco más allá una de conservas extras, ¡vaya tamaño tienen allí las cosas! (melocotones, lomos de bonito, etc.).
Nos resta subir al cementerio, yo lo haría a pie, callejeando por el barrio del Cambaral. Faro, ermita, cementerio, tabla de mareantes en el mirador de la Atalaya, todo en la misma ladera; otra de las grandes vistas de Luarca. En el cementerio uno se puede entretener buscando la tumba de D. Severo Ochoa y esposa o disfrutar del paisaje o simplemente ver las diferentes modalidades de enterramiento que aquí se dan. Me quedo con la de “en tierra” directamente, pero preferiría que no hubiese setos, me gustan más los campos abiertos y despejados. Aunque, si Cascos me cediese un “sitín” en el mausoleo familiar tampoco le diría que no.
De regreso a casa, vamos a entrar en el Parque de la vida; y como ya se está haciendo de noche, pararemos en el Observatorio a soñar mirando las estrellas.

martes, 6 de octubre de 2009

Curiosidades de Lamuño


Dando respuesta a cuestiones que me plantean muchos de mis clientes:

Lamuño es una aldea, aunque digamos "pueblo", unos 300 habitantes (gente mayor, sólo una 1/2 docena de niños). Tenemos alcaldesa o, mejor, Presidenta de Junta, porque hay terrenos comunales que se gestionan al margen del Ayuntamiento, además del agua; pertenecemos a la parroquia de S. Martín de Luiña y al término municipal o Concejo de Cudillero.
No, no tenemos iglesia propia, sí dos capillas privadas: la del Consuelo y la de la China.
Por tanto, la casa de piedra majestuosa que está al lado de la capilla de piedra no es la del cura. En esta capilla se celebra culto una vez a la semana (si el cura no anda muy estresado).
La Virgen de la China es la patrona del pueblo, se festeja el tercer domingo de agosto; la imagen es muy bonita, tallada en una pieza pequeña de marfil, con rasgos orientales; se dice que fue parte de los restos de un naufragio, que apareció en La Concha de Artedo junto con un crucifijo.

Ese edificio raro que hay bajando hacia La Concha, especie de castillo diseñado por un niño, es la casa de un señor un poco excéntrico, se la hizo él mismo, con sus propias manos; ya no la habita, porque está enfermo y le da miedo estar solo allí.

Duque es único, no hay dos en el pueblo (ni en el mundo); es mi perrín, aunque tendría que decir nuestro, de Ali (hija de un primo) y mío, en invierno está conmigo (bueno… ahora con mis padres _es otra historia_) y en verano con ella en la playa; por eso, como anda libre, aunque yo no esté, aparece alguna vez por la casa del Campo y entra como Pedro por su casa.

La casa del Campo es bastante antigua, data de la primera mitad del s.XIX, en torno al 1840 fue construida; siempre perteneció a la familia. Una tía soltera se la dejó en herencia a mi padre.
La familia de mi abuelo paterno era de Lamuño, yo nací y viví en S. Martín, hasta que abrí la primera casa, en el 1996. Antes vivía en ella (con Duque) y alquilaba habitaciones. Ahora que se alquila íntegra, vivo en una bonita casa, que tiene mi marido, y no es de estilo rústico.
Las casas rurales son mi negocio, que no me “montó” mi marido para tenerme entretenida… El marido llegó mucho después y tenemos actividades independientes, aunque complementarias.

Celsita tampoco es soltera; su marido no la ayuda porque está retirado de la docencia y la tienda es "su vida" (de ella, y de su padre hasta hace poco, porque ahora está pachucho).
El bar “Gaspar”, que acaba de cerrar sus puertas (qué pena!), era más conocido como “Biona”, porque su propietario repartía piensos de esta marca y tuvo durante años un cartel en el almacén que estaba al lado (donde hoy hay apartamentos).

Los patos, cisnes, gallinas de todas clases, etc. que están en una finca con un mini estanque, donde se bañan, son propiedad de un marmolista, las tiene por hobby; de ahí que los puentes sobre los “regatos” sean de mármol. En realidad son viejas lápidas de cementerio (como las mesas del antiguo Café Gijón).

Hoy no recuerdo ninguna pregunta más de esas que se repiten siempre, pero ya os iré dando más respuestas a medida que surjan.

Ah, Eugenia Rico no es mi hermana, es asturiana, pero aquí este apellido es frecuente y no todos somos familia. Y la dedicatoria del libro Aunque seamos malditas la hizo mi hermana. Somos 3, desde que Juan se murió en un accidente de moto hace años (alguno se ha preocupado al leer un post anterior, ¡gracias!!). Por tanto, no soy la única heredera de la hacienda de mis padres...;)