domingo, 23 de agosto de 2009

Día tranquilo en Lamuño

Nos levantamos tarde. Lo contrario aquí resulta muy difícil, pues se duerme genial, tapados con una manta, incluso en agosto.
Desayunamos tranquilamente, ¡qué maravilla, con el gusto que da poder disfrutar de este momento!, lo preparamos todo (tostadas, bollos, bacon, zumo, café…) y lo sacamos al jardín; el cielo está especialmente azul hoy, resplandeciente, la vegetación nos rodea y los pájaros nos acompañan con sus trinos, aunque no los veo (parece que están en el tejado), ¡un paraíso!
Cogemos el bañador, la toalla y algo de lectura y vamos a la playa, caminando por el monte Balsera hacia Oleiros, ¡quién dijo prisa!
Por último, un montón de escalones; luego, subiremos por la cuerda (anclada en la roca, sirve para ayudarte a escalar la montaña).
El perro disfruta alegremente en esta cala, en la que no hay vigilantes y la gente es muy transigente.
Un baño relajante y sol en la justa medida. Hemos explorado las inmediaciones, ¡pena de embarcación para poder llegar a las cuevas que se ven a lo lejos!
Una empanada, unos bollos “preñaos”, unos refrescos y fruta serán nuestra comida.
Tarde de lectura y meditación, el entorno natural es maravilloso y sólo se oye el rumor del mar; aunque hay gente, cada uno tiene su espacio, ¡qué lujo!
Subida difícil, pero divertida; una experiencia más!
A hacer pueblo: unos vinitos (cervecitas, cafés o lo que sea…).
Vamos a ver la puesta de sol a la Cabona, un paseo en bici hasta allí. Se ve la playa de Oleiros desde el este y la peña de las gaviotas, a donde van llegando todas para pasar la noche; unas fotos alucinantes!!
Para culminar un día inolvidable, cenaremos en “Casa Miguel”, mirando al mar, ¡qué gozada!: la playa de la Concha de Artedo, la tranquilidad, la temperatura, la comida… y por supuesto la compañía (que esa te la traes tú, si quieres…).

lunes, 10 de agosto de 2009

De excursión por Asturias


El verano se presta para hacer excursiones más largas, de día completo, por lo que hay que cambiar las propuestas habituales de recorridos únicamente por la zona. Asturias es una provincia pequeña, lo que ayuda a visitarla de punta a punta en el transcurso de unas vacaciones.
Las sugerencias que hacemos en la casa del Campo son muchas, pues desde Lamuño, casi todos los lugares de interés están a una hora de coche, como mucho; algunos muy poco más, ya que las carreteras locales nos obligan a ir más despacio, aunque la distancia no sea muy larga; y además hay que tener en cuenta que en agosto hay mucho tráfico.

Hoy, os recomiendo una visita al Parque Nacional de los Picos de Europa. Tomar N-632 (A-8 en Muros) dirección Avilés- Gijón-Villaviciosa- Ribadesella y desviarse donde indica Covadonga, subir directos a los lagos Ercina y Enol, para evitar que la niebla nos lo impida más tarde (en verano obligan a coger bus en Cangas de Onís); recorrer Covadonga de la que bajamos (visitar basílica y cueva, beber de los caños, pedir deseo arrojando moneda al agua, comprar souvenires…, lo típico; escuchar a la Escolanía tiene un valor añadido).
Callejear por Cangas de Onís, subir al puente romano (foto con el gaitero, que no falte) y si vais en domingo comprar productos de la tierra en el mercado. Visitar Benia, que es muy bonito y Asiego, desde donde tienes una magnífica vista del Pico Urriello (Naranjo de Bulnes); totalmente recomendable “la ruta del queso y la sidra”, que realizan Manolo y su hermano (además, los platos que sirven en la espicha son deliciosos).
Si no has podido hacer la ruta del queso, os recomendaría comer en “Casa Marcial”, subiendo de Arriondas hacia el mirador de “El Fito” (AS-260, dirección Colunga). Parada obligada en este mirador, para mí uno de los lugares más espectaculares del mundo (vistas del Mar Cantábrico, de la Sierra del Sueve, de los picos).
No dejéis de visitar Lastres (tan de moda con la serie del Doctor Mateo) y si vais con niños, hay que llevarlos al Muja (Museo del Jurásico).
De vuelta ya, parar en Tazones, uno de los puertos con más encanto del Principado. Y aconsejo hacer el esfuerzo de llegar hasta El Conventín de Valdediós (AS-267, Villaviciosa- La Secada), magnífica muestra del arte Prerrománico Asturiano.
Luego sólo tenemos que tomar autopista (A-64, dirección Oviedo, que enlaza con la A-66, dirección Avilés-Muros, y N-632 dirección La Coruña, salida 441 en Lamuño).

Esta entrada se publicará en el nuevo blog de la Web de La Casa del Campo.

martes, 4 de agosto de 2009

Un día cualquiera de vacaciones


9:05 Levantándome tranquilamente.
9:15 Desayunando en el porche (tostadas de hogaza con aceite y mermelada de arándanos, lástima que no puedo con la mantequilla, porque Celsita vende la de "la Fontona", que es auténtica)
10:30 Vistiéndome para salir a dar una vuelta con la bici.
10:50 Ya estoy en Soto de Luiña (he atravesado Salamir rápido, pues es todo llano, paradita en el alto para hacer una foto de la playa de S. Pedro y he bajado como un rayo). Tomo carretera de Prámaro, una vez que sobrepasas el cuartel de la Guardia Civil a la derecha. Este pueblo huele a auténtico, aún tiene vacas, pajares llenos de hierba, huertos cultivados y boñigas por la calle, ¡vaya, me he salpicado…!
11:10 Saludando a Toya en la tienda de San Cosme (se puede comprar casi de todo).
11:30 He llegado a S. Martín, parada en la panadería a comprar un bollo típico de aquí, “enfilada”, hecho con huevos, harina y mantequilla, y cocido en horno de leña.

Se celebra el “Mercao vaqueiro”, volveremos por la tarde. Ahora sigo, que mi intención es hacer un poco de deporte.
11:45 Estoy en la Rampa, decidiendo sobre la marcha por dónde volver, ¡estoy fresco! Por el camino más largo: por la antigua N-632 a la derecha, dirección Artedo. Todo bajaaaadaaaa.
12:52 Ahora todo subi-i-i-i-i-da hasta Lamuño. No apuntaré la hora a la que culminé la cuesta, ya no estoy tan fresco…
14:00 Tomando vermut en el bar del pueblo, hoy toca el Cendán, porque ayer fuimos al Gaspar.
14:30 Nos quedamos a comer, que tienen un menú muy apetecible.
15:30 Vamos a la playa, que la bajamar es por la tarde, hoy en coche. Aparcamos y un agradable paseo al lado del río por una pasarela de madera. Pasadas las primeras piedras (muchas) hay arena, a disfrutar del paisaje fantástico de la Concha de Artedo y de un bañito en sus tranquilas aguas, eso sí ¡un pelín frías!

17:00 Un café en casa Miguel, terraza mirando al mar.
18:30 Ya duchados y listos para ir al IX Mercado vaqueiro (tiene lugar los días 8 y 9 de agosto), puestos de artesanía, de comida tradicional asturiana (qué delicia los tortos de maíz con picadillo), cuentacuentos, muestra de antiguos oficios; muy interesante.
Visita a la Iglesia de S. Martín que alberga unas famosas inscripciones discriminatorias contra los vaqueiros de alzada.
21:00 De vuelta a Lamuño, charlando con la gente del pueblo y con otros “veraneantes” _como dicen aquí_ y tomando unas “sidriiinas”.
22:20 Leyendo “Las fuentes del Pacífico” (de Jesús Ferrero) y descansando en el jardín.

sábado, 1 de agosto de 2009

Un caso decepcionante

Hoy ha hecho “un día de perros” y me he mojado entera 3 veces… estoy plof.
Aunque, pensándolo bien, el tiempo es una excusa, pues nunca me ha importado mucho; incluso, me gusta que llueva, es necesario para que todo esté verde (que es lo que diferencia a Asturias, además de su gastronomía, sus playas, sus acantilados, sus gentes...) y despeja la atmósfera, que a veces se carga mucho, incluso en el campo.

Más bien estoy un poco decepcionada con la gente, con alguna gente. Durante la limpieza general en una de las casas rurales me he dado cuenta de que ha desaparecido una pieza de cerámica negra de la que se hace en Cudillero (Alfar del Zarru) que estaba sobre una repisa. La pieza era pequeña, no muy costosa; en realidad, no es por su valor material, de hecho, soy una persona muy poco apegada a las cosas, pero esta cuestión no tiene que ver con la que nos ocupa. Vamos a que me han fallado, han violado mi confianza; cuando un cliente llega a tu casa te vuelcas, tratas de dar todo lo que está en tu mano para que se sienta lo más cómodo posible y ¿así te lo agradecen…? De verdad, cosas como ésta me entristecen mucho, afortunadamente sólo me ha ocurrido en otra ocasión (un par de libros fue de aquella) y espero que no suceda más, pues es desalentador; siempre me pregunto en qué les he podido fallar, porque algo he tenido que hacer mal para que se sintieran en la necesidad de llevarse un objeto mío en compensación (porque las cosas que adornan las casas no han sido compradas expresamente de cara a los clientes, sino que han pertenecido a mi familia o son regalos que me han hecho o detalles personales). ¡Una pena!

Por si me leéis, os digo: de verdad, lo siento, no sé qué hice mal, pero perdonadme.

Ah, y ¡gracias a todos los que hacéis que este caso sea una triste excepción!